La actual Ley Orgánica de Educación (L.O.E. 2006), como herramienta creada por el pensamiento progresista, toma como valores primordiales para desarrollar su ideal educativo aspectos como: la calidad de la educación para todos independientemente de sus condiciones y circunstancias; la equidad o igualdad de oportunidades con el fin de que ésta pueda compensar las desigualdades sociales, la inclusión educativa que permita a todo los alumnos independientemente de su situación personal o social incorporarse a la escuela y obtener gracias a ella su máximo desarrollo y la transmisión y puesta en práctica en el aula de valores tan primordiales como lo son la igualdad, el respecto o la justicia, entre otros.
Estoy convencida de que a sólo a partir de la aplicación de principios como éstos en la escuela, se podrá llegar a desarrollar un cambio de sociedad que trabaje por crear un mundo mejor y más justo para todos sus ciudadanos. Sin embargo, no todos debemos de pensar de la misma manera. La Comunidad de Madrid, por ejemplo, ha ido concibiendo estos últimos años una idea de educación muy distinta.
La calidad educativa en Madrid., lejos de ser “para todos” se ha establecido como un bien preciado al que sólo unos pocos privilegiados pueden acceder. La limitación de recursos es cada vez mayor en la Escuela Pública: “la escuela en la que no importan las condiciones y circunstancias de su alumnado”, mientras que la Escuela Concertada “donde todo es posible para unos pocos” aumenta su poder tanto económico como político, escogiendo además de su contexto, su alumnado, evidentemente aquel cuyas circunstancias y condiciones son las mejores.
La aplicación de la equidad y la inclusión educativa en la Comunidad también parece haber tomado un camino diferente. Un camino donde la igualdad se ha equiparado con la libertad, una libertad utilizada para fundamentar la creación de escuelas subvencionadas por la Consejería de Educación gracias a los impuestos de todos los ciudadanos, donde se autoriza la separación por sexos, la imposición de una creencia religiosa a todos los niveles educativos, o la no escolarización de alumnado que presentan necesidades educativas especiales o situación de desventaja social. Ésta es la equidad, la no discriminación y la igualdad de derechos que ofrece Madrid a su población en edad escolar. Éstos son los valores de responsabilidad, de solidaridad, de tolerancia, de igualdad, de respeto u de justicia que se promueven a los ojos de todos los niños de entre 3 y 18 años de esta Comunidad.
Y mientras las becas disminuyen para la Educación Pública, las clases se encuentran superpobladas con más 25 alumnos en cada aula, mientras la Escuela Pública acoge al 80% de la población en situación de desventaja ya sea personal, social o cultural y las Universidades Públicas tienen que retrasar los pagos por la reducción presupuestaria que desde la Consejería se está dando; nos convencen de que la Educación Pública no funciona y nos atemorizan con la idea, del todo falsa, de aulas repletas de alumnos delictivos, de situaciones de desautoridad continua al profesorado y de bajada, cada vez más vertiginosa del nivel académico. Y seguidamente nos muestran, aunque no para todos, sólo a unos pocos, que otra escuela posible. Una Escuela donde los alumnos aprenden los tan preciados valores de un cristianismo que han hecho suyo; donde los profesores lejos de ser pedagogos son lo que ellos llaman autoridad, y donde el buen clima es creado a costa de escoger sólo a aquellos que ellos han considerado “los mejores”, una Escuela Concertada. En el último informe de UGT, CCOO y la FAPA “Giner de los Rios” puede comprobarse esta degradación de la Educación
Aún así, he de decir que la Educación Pública, aunque mengüen sus recursos, y cada día sea más difícil ofrecer a todo el alumnado la respuesta educativa diferenciada, sigue trabajando por demostrar que es la mejor, no sólo porque su profesorado sea el más cualificado (pedagógicamente hablando, claro), porque cuenten con profesores especialistas para atender a aquellos que tienen menos posibilidades, porque se respete cualquier situación personal, cultural, económica o social, es la mejor porque educa a sus alumnos para ser ciudadanos democráticos, tolerantes, solidarios, iguales, respetuosos y justos, es la mejor porque crea personas con ilusiones y aspiraciones de hacer un mundo mejor para todos.
Información complementaria sobre educación:
Entrevista con Ángel Gabilondo sobre el Pacto Educativo
Contenidos de la Educación para la Cidadanía