Que hay talento en la sociedad española es una realidad que nadie se atreve a cuestionar. Que la juventud está mejor preparada académicamente que otras generaciones pasadas también es una verdad verificable. Que cada vez más y más jóvenes que quieren un futuro próspero no consiguen trabajar y vivir de la especialidad que eligieron estudiar, es la parte más cruda de estos tiempos que vivimos. ¿Qué les falta a estos y estas jóvenes en plenitud de capacidades sociales, habilidades que otras generaciones no tuvieron nunca y sobre todo conocimientos? Nos faltan oportunidades sí, pero también nos faltan ganas de querer emprender.
Si la sociedad no valorara la juventud como principal valor y al talento como su fianza de éxito, estamos desaprovechando ambas, conservando otros valores, como la competitividad laboral exacerbada, la capacidad de apuñalar al semejante y la elegancia de los trajes que cada uno porta. El individualismo en el trabajo, contra las ganas de innovar, compartir y conseguir fines comunes desde las condiciones de formación y nuevas ideas que pueden aportar los jóvenes en las organizaciones empresariales más aletargadas y menos preparadas para el cambio. ¿Cómo van a ser las empresas flexibles, innovadoras y ágiles en nuevos sectores, si los que pueden hacer esto no tienen el reconocimiento suficiente para hacerlo? Hacen falta empresarios/as con más agallas, que apuesten por la innovación y por empoderar a jóvenes que así lo valgan y con igualdad (otro de los criterios en los que hacen falta más valores que introducir a la empresa media)
Emprender y apoyar al que emprende
En tiempos de crisis solo pueden ser exitosas las recetas que surjan de la falta de recursos para financiarse como base de negocio. De esto debemos darnos cuenta todos los jóvenes y mirar a los últmos éxitos empresariales en el mundo 2.o como ejemplo. Facebook, Spotify… todas fueron empresas creadas por jóvenes con ganas de crear algo nuevo. No es preciso llegar a imperios de tal tamaño, pero si hay muchos procesos de reingeniería de negocio que hacen posible la incorporación de nuevas tecnologías a empresas tradicionales para hacerlas efectivas. Efectivas y con una responsabilidad social corporativa asociada mayor que las tradicionales, más igualdad o incluso siendo más sostenibles energéticamente.
En esa cresta de la “Ola de Schumpeter“ (cita del día sacada de la manga de Jorge Alonso) de la innovación estamos ahora mismo y hay que aprovecharse. Haya o no haya crisis es la única salida. Y así deberían de verlo los bancos, que tienen retenido gran parte de sus activos en valores inmobiliarios que día tras día van perdiendo valor. ¿Por qué apoyaron sectores en declive como la construcción y ahora no van a apoyar a los y las jóvenes que quieren emprender?
También hay que hacer autocrítica y pensar por qué la sociedad española siempre dice en las encuestas que el cúlmen laboral reside en ser empleado del Estado y no la consecución del éxito a partir de emprender caminos autónomos. Hacen falta menos MBA y más Másters para emprendedores. Y quizás y aunque suene extraño, hacen falta menos hipotécas y más créditos a la innovación en la empresa, y apoyo económico a embriones de futuras empresas innovadoras.
Angel Martínez
Secretario de Ciencia, Innovación y NNTT de JSCh
Dejo aquí la reflexión matutina de Forges que fue la que propició este artículo.
Información para emprendedores:
Mejora para la creación de empresas recogida en la Ley de la Economía Sostenible