El pasado domingo se cumplía un triste aniversario para la familia socialista, hacía 10 años ya que unos mal nacidos acabaron con la vida de nuestro compañero Ernest Lluch. No quisiera desde aquí tratar de hacer un resumen, que por otro lado no haría justicia a la trayectoria de una persona con una vida tan intensa y tan volcada a los demás como fue nuestro compañero Ernest.
De él se podría decir que fue muchas cosas: economista, historiador, intelectual, catalán, pero sobre todo, Ernest fue un socialista de esos que inscriben su paso por la historia de nuestro partido en letras de oro. Dialogante y pacifista, era un hombre con un talante tal que hubiera sido capaz de dialogar hasta con sus propios asesinos, como nos recordó su viuda en un emocionante discurso a su memoria.
Sin embargo, el logro más importante por el que merece ser recordado, y motivo por el cual hoy quiero dedicarle estas líneas, es el de haber sido el padrino, durante su periodo como Ministro de Sanidad, de la Ley que permitía el acceso universal a la sanidad para todos los ciudadanos, que garantizaba un derecho tan fundamental como el de la salud a toda persona que acudiera a un centro de salud, con independencia de su clase social o de su nacionalidad.
Debería ser un orgullo para todos nosotros, y más en estos tiempos de tribulaciones individualistas y de especulación financiera, el defender la memoria de todos aquellos socialistas, que como Ernest trabajaron hasta el final por construir una sociedad más justa. Y no hay mejor forma de hacer guardar la memoria de nuestro compañero que trabajar para que el próximo domingo en Cataluña salga un gobierno que defienda la sanidad pública para todos, incluso para los que han venido de lejos con el único objetivo de comprar su propia dignidad, como sin duda hubiera hecho Ernest.
Jorge Alonso
Secretario de Economía, Bienestar y Sostenibilidad