Como lo había destacado muy bien el General de Gaulle en su momento, Francia, por sus características y su inmensa diversidad, no es en nada, un país fácil de gobernar… ¿Si supiese que hoy existen más de 1600 variedades, que diría de la labor que toca al actual Presidente de la República?
Un año justo después de su elección en las presidenciales, Francois Hollande es más criticado nunca, más impopular que nunca y está más aislado que nunca. Aislado, pero no sólo.
En el frente europeo primero, parece que después de las turbulencias con Alemania un viento de cambio esta soplando a nuestro favor, un viento italiano llamado Enrico Letta. ¿Quién hubiera podido pensar que al fin y al cabo, y después tanta incertidumbre sobre su propio destino político, Italia se iba a sumar a la causa de Francia en Europa? Hollande, que desde el primer momento no ha parado de defender una política de crecimiento al nivel europeo, no tiene otro remedio que aplicar lo opuesto a su ideología, política de austeridad. Esa falta de lealtad a la ideología de izquierdas le ha costado una rebelión de sus parlamentarios que le piden “enfrentarse” a la línea defendida por el vecino alemán.
En el frente francés, la ciudadanía, impaciente, le pide ya el cambio que tanto se esperaba. Es decir, reducción del paro, crecimiento económico y mejora de nuestro déficit y deuda. De momento, no hemos sido capaces de dar ese giro. Y nuestros adversarios políticos aprovechan. Al partido UMP, sin liderazgo fuerte, con graves divisiones internas y con su ex jefe metido en asuntos de financiación ilegal de campaña, no le queda otra que criticar sin propuestas alternativas. La extrema derecha de Le Pen, espera tranquilamente subir en las encuestas de opiniones, atacando todo lo que se mueve izquierda/derecha, como un animal muerto de hambre. La extrema izquierda de Melenchon, se está haciendo maestro en el arte del populismo, habiendo superado la demagogia hace ya mucho. Cuanto a los centristas/demócratas e independientes, olvidan precisar que de independencia nada, su gran líder el señor Borloo contribuyó por mucho en la gestión desastrosa del país durante ocho de los diez años en los cuales gobernó la derecha de Chirac primero y de Sarkozy segundo.
Hollande ha cogido el poder de un país que tenía datos macroeconómicos malísimos: una deuda al 90.2%, un déficit al 4.7% y un paro al 10.2%, sin olvidar una tasa de crecimiento económico que al cierre del año 2012 era nula. Nuestro adversario político directo siempre habla de la “herencia de los socialistas” de Mitterrand a Jospin. Pues yo hablo de la suya. Hablo de reformas necesarias e imprescindibles que no hicieron o lo hicieron mal durante los 39 años durante los cuales gobernaron…sobre los 54 años que cuenta nuestra quinta República. Pero además de los datos económicos tremendamente malos, Francois Hollande ha cogido un país gravemente divido y en el que nuestros propios valores republicanos habían perdido sentido. Y esto no es por culpa de la derecha, esto es por culpa de Nicolas Sarkozy. En su lógica electoral del 2007, creó una división entre los ciudadanos, entre los franceses de origen extranjeros y aquellos que no lo son, estigmatizándoles, pasando totalmente del funcionamiento del poder ejecutivo tal como tendría que ser según nuestra Constitución. Es decir con un gobierno elegido de verdad por el primer ministro, un primer ministro que sea visible y con margen de actuación, porque es a él al que va ese poder, así como un presidente que deja a la justicia trabajar de manera independiente.
Para romper con su precedente en la manera de gobernar y para remontar el país, se han tomado en doce meses una serie de decisiones. Los contratos de generación para jóvenes/mayores, los empleos del futuro para jóvenes entre 16/25 años, creación del Banco Publico de Inversiones para financiar las pymes que necesitan desarrollarse, la gestión de más de 480 dossiers de empresas en dificultades que el Ministerio de Recuperación Industrial ha tratado y salvando por lo tanto a 65000 empleos sobre 76000. El aumento del presupuesto de los ministerios de educación, justicia e interior, permitiendo la creación de 12000 empleos en esas áreas. Sin olvidar, reformas educativas, el matrimonio para todos… Francia es un país complejo y los franceses lo son a su imagen; son muy difíciles de gobernar porque no les gusta ser gobernados. Francia es un país que no quiere una monarquía porque todos quieren ser soberanos.
Creo que a partir de hoy se puede decir del Presidente que está aislado, pero no solo; se puede decir que la situación macroeconómica de Francia ahora es peor que cuando hemos cogido el poder, pero también se debe decir la grave falta de reformas estructurales que necesitaba el país y que la derecha durante diez años de poder nunca hizo.
Por lo que otra cosa se puede decir, según el propio Mitterrand “gobernar no es que te quieran”, pero Hollande sabe adónde va.
Gaëlle Lecomte
Secretaría de Política Internacional de JSChamberí