Hoy es el día Internacional de la Mujer. Pero, desde luego, no es un día para regalar fregonas, ni otros utensilios de limpieza. Ni para impartir talleres de costura gratuitos conmemorativos de la fecha. Os lo podéis ahorrar. Ser mujer no está vinculado a la realización de las tareas del hogar de forma inexorable. No, hoy no es un día para seguir perpetuando los roles de género impuestos que nutren la desigualdad. Tampoco es un día para apelar a la belleza y a la estética como características de la feminidad. Tampoco es un día para referirse a la maternidad y a la capacidad de engendrar como único motivo de elogio, pasando por alto que el género femenino lo es independientemente de si tiene descendencia. Muy al contrario de lo anterior, hoy es un día para empoderarnos.
Empoderarnos es no aceptar la brecha salarial existente que asciende a un 23,25% y que ha provocado que este año las mujeres hayan cobrado de media 6.160,91 euros menos y un 23 % menos la hora que los hombres y reclamar políticas específicas que combatan esta sangrante desigualdad.
Empoderarnos es entender la corresponsabilidad de las labores en el hogar y en el cuidado como algo natural. También lo es no asumir que sea la mujer per se quien tenga que encargarse de las tareas de cuidado de hijos o familiares y con ello reducir su jornada laboral –y proporcionalmente su salario– o abandonar el mercado de trabajo para atender aquellas obligaciones. Es entender que la vida privada no es un espacio sólo para las mujeres al igual que la vida pública no es un espacio sólo de los hombres.
Empoderarnos es luchar conjuntamente por eliminar el techo de cristal que arroja una infrarrepresentación alarmante de la mujer en puestos de responsabilidad. Sólo un 21,2% de los puestos de administración y alrededor del 17% de los miembros no ejecutivos de las empresas cotizadas en bolsa. Entre la cátedra universitaria, ocupan sólo entre el 10 y el 30% de los puestos.
Empoderarnos es promover colectivamente la erradicación de todas las violencias sobre las mujeres que humillan al conjunto de la sociedad y reclamar un pacto de Estado contra la violencia de género con políticas específicas para combatir el terrorismo machista que desde 2004 se ha cobrado 800 víctimas mortales y 20 desde enero de 2017. También lo es dejar fomentar el fantasma de las denuncias falsas e instar a que se inviertan unos minutos a informarse y contrastar datos reales, tratando así de evitar la constante desacreditación al conjunto de víctimas que han tenido el valor suficiente para salir de su tormento y tratar de ponerle punto final, acudiendo a la protección de las instituciones públicas que en muchas ocasiones es insuficiente.
Empoderarnos es no claudicar ante el sexismo en la publicidad que objetiviza y sexualiza a las mujeres, incluso desde la niñez, siempre al gusto del consumidor, los hombres. Es poder decidir sobre nuestro cuerpo con propia autonomía y alzar la voz cuando amenazan con restringir un derecho tan básico como es el de interrumpir voluntariamente el embarazo. También lo es disfrutar de nuestra plena sexualidad en libertad y condenar la práctica de la mutilación genital femenina que vulnera los Derechos Humanos. Igualmente es comprender que lo personal es político.
Empoderarnos es luchar juntas cada 8 de marzo y todos los días del año. Con sororidad.
Juntas y unidas somos fuertes. E imparables.
Carmen Gutiérrez
Secretaria General de Juventudes Socialistas de Chamberí