En los momentos más difíciles siempre se descubre la verdadera esencia de las personas. En un duro contexto de crísis económica, mientras el gobierno ha encaminado sus medidas hacía la protección de los desfavorecidos, comprobamos que la élite empresarial sigue en su línea empeñada en manchar el nombre de miles de pequeños y medianos empresarios, que también lo están pasando mal por la crisis y que desde luego no son como ellos.
La patronal sorpendía ayer con un nuevo fuego de artificio consistente en crear un contrato para jóvenes hasta 30 años en los que se eliminan las cotizaciones a la seguridad social y se niega cualquier posibilidad de obtener una prestación por desempleo. Es un hecho gravísmo, pero que en realidad sólo pretendía darle un marco de legalidad a una situación que ya ocurre en este país, y es esa enorme cantidad de jóvenes a los que se les mantiene como becarios infinidad de años renovandoles cada 3,6 o 12 meses. El modelo de becas es neceario y excepcional en su orígen pero esta explotación subsdiaria de este sistema que llevan a cabo muchas empresas solo consigue negarle durante años una seguridad laboral al trabajador que los jóvenes socialistas consideramos irrenunciable.
En un país donde más de 11 millones de personas cobran menos de 1000 euros lo que menos hace falta son medidas que empeoren aún más la calidad de los puestos de trabajo. Las reformas tiene que ir en la otra dirección, en dignificar los puestos de trabajo, en dar oportunidades a los jóvenes introduciéndoles poco a poco en el mercado de trabajo, pero siempre con grantías. Las estrategias de los grandes empresarios es presentarnos ahora un contrato de semi-esclavitud hasta los 30 años y que a los 45 años se nos considere viejos para trabajar, porque llegará otro chaval al que exploten pagandole una cantidad irrisoria.
La mala acogida que ha tenido la medida ha conseguido que la CEOE no presente está propuesta en eld ebate sobre la reforma del mercado de trabajo pero ha desnudado sus verguenzas y sus más bajos instintos. No permitamos bajo ningún concepto que se nos pretenda imponer un modelo en el que cualquier trabajador realice su actividad en condiciones que no sean dignas. Debemos trabajar en la dirección opuesta, un camino que nos lleve a pelear para que ningún trabajador pueda ser explotado mientras la empresa que lo contrata recoge cada año volúmenes ingentes de beneficio.
¡NO A UN SISTEMA LABORAL PRECARIO!
¡DIGNIFIQUEMOS EL EMPLEO JOVEN!