¿Todavía en obras? Es la pregunta que deben hacerse los vecinos de Chamberí cuando pasan frente a lo que era el Estadio Vallehermoso. Yo no, yo sé que ya no está en obras, yo sé lo que ha pasado, y creo que todos los ciudadanos que en Chamberí votan al Partido Popular deben saberlo. Por su estadio, por su barrio, y porque lo que pasa aquí, pasa en hospitales, colegios, parques, y otras infraestructuras públicas en los lugares donde gobierna el PP.
La derecha tiene una obsesión, bueno más de una, pero la que ahora nos importa es la desconfianza. La desconfianza en lo público, en los gobiernos públicos, en ellos mismos en este caso, vaya.
Esta desconfianza, les hace considerar que los mejores gestores de lo público, son los organismos privados. Pero olvidan, o aparentan olvidar, que los bienes y los servicios públicos no son como las lechugas, o los coches, o los ortodoxos alfileres de Adam Smith. A menudo tienen una peculiaridad: no son rentables.
No son rentables, o no tienen por qué serlo, sin embargo la supuestamente mayor eficiencia empresarial, a través del ahorro en costes, y a través de una “apropiada” fijación de los precios lo logra, consigue rentabilizar estas actividades.
Así, en los últimos años encontramos en la Comunidad de Madrid parques ¿públicos? que cobran entrada y son vigilados por agentes de seguridad privados, instalaciones deportivas ¿municipales? a precios inusualmente altos, taquillas del metro de las que desaparecen los empleados, y en ocasiones en los hospitales nos derivan a una clínica privada asociada.
Pero con el Estadio Vallehermoso no tuvimos tanta suerte, ni siquiera una subida en las tarifas, un proyecto de obras menos ambicioso, menos costoso, claro, y la cesión a la empresa constructora para gestionarlo ¡durante 40 años! Hicieron de él un proyecto rentable. La constructora a la que el gobierno del Ayuntamiento de Madrid iba a “ceder” los terrenos del Estadio una vez derruido no aceptó el proyecto, y con ello los vecinos de Chamberí no solo perdimos nuestro estadio público, también perdimos la posibilidad de un estadio privatizado. Hasta los economistas del PP considerarán que, en este caso, sus políticas han sido un desastre.
Esteban G.
Secretario de Deportes de JSCh